Me tiendo en el piso, me siento muy bien.
cambio el peso, una mano, la otra,
la nalga, la nuca, la espalda,
el hombro, la pelvis, el pie.
"No tengo mano, no tengo pie,
aquí está la mano, aquí está el pie".
Me muevo, Descartes, luego pienso.
Liviano el alado diafragma, entre el agua y el aire,
flota, danza,
se ofrenda en un ritmo muy propio.
Singular manera de pensarme
que el yo, no es otra cosa que el cuerpo.
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